No hay mayor violación a los derechos laborales que
la imposibilidad de conseguir empleo o trabajar sin contrato. Pascal Beltrán
del Rio
Reforma Laboral
Sin lugar a dudas, la controversia de
la semana ha sido la reforma que con carácter de Iniciativa Presidencial de
Trámite Preferente propuso el ejecutivo, la reforma laboral.
Las voces han sido a favor y en
contra, lamentablemente estas últimas careciendo de un sustento que vaya más
allá de los clásicos “complots” o la “burguesía que quiere dejar sin derechos a
la explotada clase trabajadora”. Y es que en nuestro país tenemos el síndrome
del ratoncito de Spencer Johnson en su ensayo “¿Quién se ha llevado mi queso?”,
personaje que le tiene un miedo extremo al cambio.
La vetusta Ley Federal del Trabajo fue promulgada en el
sexenio de Gustavo Díaz Ordaz, por lo que no solo era necesario reformarla,
sino que ya nos estábamos tardando. Obviamente la actual propuesta no es
perfecta, y faltaría ver que per se
permitiera generar más y mejores empleos, elevando con ello la competitividad y
productividad. Sin embargo, tiene varios aspectos importantes que valen la pena
comentar.
En primer lugar, el contexto actual
ha evolucionado drásticamente al que teníamos hace 30 años. Como lo menciona el propio Presidente en la
justificación que acompaña la iniciativa de reforma “La realidad y condiciones
que actualmente enfrenta México, resultan diametralmente distintas a las que
prevalecían en la década de los setentas, del siglo pasado, cuando se expidió
la Ley Federal del Trabajo que nos rige. Estas condiciones no son ajenas para
el mundo del trabajo.”
Sindicatos:
Lo que más le había gustado a un servidor de esta reforma era la parte
concerniente a los sindicatos. Entre los
cambios más importantes se encontraba el voto libre, directo y secreto
en la elección de la directiva sindical (sustentado por el Comité de Libertad
Sindical de la Organización Internacional del Trabajo), la rendición de cuentas
por parte de las directivas de los sindicatos (lo que incluía un resumen
detallado de los resultados de la administración del patrimonio sindical a los
miembros de éste), la dictaminación de un auditor externo si la organización
sindical cuenta con más de 150 agremiados. Lamentablemente esta parte fue
excluida por la cámara, obviamente dañaba los intereses de los líderes
sindicales, siendo muchos de ellos representantes en el Congreso. Así los
agremiados seguirán siendo objeto de manipulación por parte de las eternas
cúpulas que rigen su actuación y ponen su estructura al servicio de los
partidos políticos.
Outsourcing:
Se propone regular los outsourcing, esto, con el propósito de evitar la evasión
y elusión del cumplimiento de obligaciones a cargo del patrón. “Para tal
efecto, se define la figura de “subcontratación”; se determina que el contrato
de prestación de servicios deba constar por escrito; se prevé que la
beneficiaria de los servicios tendrá la obligación de cerciorarse de la
solvencia económica de la contratista y que ésta cumpla con sus obligaciones en
materia de seguridad y salud. Se señala expresamente que en todo caso los
patrones y los intermediarios serán responsables solidarios en las obligaciones
contraídas con los trabajadores” En honor a la verdad, los outsourcing vienen
operando desde hace tiempo y es sabido lo paupérrimo que son las condiciones de
los trabajadores de estas empresas. ¿Daña a los trabajadores que se regulen?
Trabajo en menores:
Si alguien se queja de la explotación a la que son sometidos los menores de
edad, son los mismos que critican la reforma laboral. Pues la noticia es que
esta propuesta busca tipificar como delito el trabajo de menores de 14 años
dentro del circulo familiar. “…para lo cual se otorgan facultades a las
autoridades, a efecto de que puedan ordenar el cese inmediato de las labores de
aquéllos, además de establecer la obligación de resarcir las diferencias
salariales, en caso de que percibieran ingresos menores a los de otros
trabajadores que realicen idénticas actividades.”
Trabajo por horas:
Éste es punto que más polémica ha causado, siendo la mayoría de las críticas
erróneas y demostrando que no se leyó el documento. Esta reforma se incluye en
el artículo 83, mismo que agrega lo siguiente "Tratándose de salario por
unidad de tiempo, el trabajador y el patrón podrán convenir el monto, así como
el pago por cada hora de prestación de servicio, siempre y cuando no se exceda
la jornada máxima legal y se respeten los derechos laborales y de seguridad
social que correspondan a la plaza de que se trate. El ingreso que perciban los
trabajadores por esta modalidad, en ningún caso será inferior al que
corresponda a una jornada".
Dado lo anterior, los argumentos que
esgrimían los representantes de la izquierda en el sentido de que “fraccionaria
el salario”, quedan como simples falacias argumentativas de atacar por atacar
todo lo que emane del ejecutivo. Lamentablemente parece ser el rol que está
destinado a jugar nuestra izquierda mexicana.
En lo personal, creo que es una buena
reforma y, sobre todo, necesaria. Espero que los nubarrones mentales se disipen
y permitan a los legisladores continuar con el resto de reformas estructurales
pendientes, ya que como dijo Pascal Beltrán del Río en su columna de Excélsior
de la semana pasada “En un mundo globalizado, las naciones tienen que cambiar
para volverse más competitivas. Permanecer estáticas implica ser arrastradas
por la corriente”