No me considero un gran católico
en toda la extensión de la palabra, ya que como he manifestado en varias de mis
publicaciones en las redes sociales, tengo varios cuestionamientos y críticas a
la forma en que la institución denominada Iglesia Católica Apostólica y Romana
ha llevado la religión en el mundo, así como sus constantes contradicciones,
ambigüedades y dogmas de “cree sin cuestionar ni pensar”.
Sin embargo, mi intención no es
iniciar un debate sobre este tema (ya lo trataré en otra ocasión), sino sobre
un fenómeno que ha enfatizado su ocurrencia a raíz de la última visita del
actual Papa Benedicto XVI.
En tiempos recientes, cada vez
que me toca escuchar el sermón del sacerdote que oficia la homilía en turno
(Si, si voy a misa; Si, si le pongo atención al sermón, cosa que muchos
católicos exacerbados seguro no hacen), toca algún punto referente a como los “alejados
de la iglesia” se están llevando a los católicos a sus sectas y religiones, de
como se es cada vez menos participativa la gente en los eventos católicos, como
los jóvenes ya no quieren ser sacerdotes, etc., etc.
¿Qué es lo que está ocurriendo? Bueno,
que los sacerdotes tienen razón, la religión mayoritariamente católica del país
ha sufrido un decremento en los últimos años.Según datos del INEGI, la
población católica como porcentaje del total ha mostrado una tendencia
claramente descendente. Si para 1950 el 98.2% de la población era católica,
para 1970 lo fue el 97.7% y para 2010 fue el 89.3%. Claro esta que seguimos
siendo un país preponderantemente católico, pero la tendencia es a la baja.
Muchas de estas almas han sido
reclamados por el cristianismo evangélico, de los grupos importados como los
bautistas, a los hechos en casa, sectas tales como la Luz del Mundo.
Pero, ¿Por qué se preocupa el
Vaticano por está situación que lo orilla a tomar decisiones de marketing puro
como traer las “reliquias del Papa Juan Pablo II” o una visita del Papa actual
al estado más católico del país como lo es Guanajuato (94% de su población
profesa esa fé)?
A diferencia de los que muchos
testarudos y pseudoperiodistas creen, no es por una cuestión política, sino
financiera. Según el reporte de la Conferencia Internacional de Turismo
Religioso, este turismo es una industria que genera anualmente alrededor de
18,000 millones de dólares a nivel mundial provenientes de 330 millones de
personas que visitan los llamados lugares santos, y ¿qué creen?, la Basílica de
Guadalupe en la Ciudad de México es el templo que más visitas recibe en el
mundo. Solo cada domingo recibe alrededor de 200,000 visitantes.
Otras cifras, según datos
publicados en CNN, la basílica representa 24 millones de pesos al año en
limosnas, esto es el el 1.26% de las dádivas del Vaticano, que suman 2,599.6
millones de pesos, lo que la convierten en la matriz de la iglesia más rentable
del mundo. De ahí la preocupación de n perder más mercado…
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