martes, 22 de noviembre de 2011

EL “BUEN FIN” Y LA ECONOMÍA


El pasado fin de semana “largo” (esto es del 18 al 21 de noviembre, por aquello de que el lunes fue día festivo), se llevó a cabo un exitoso experimento denominado el “buen fin”, siendo éste un intento de mimetizar el famoso “Black Friday” que anualmente se lleva a cabo en el vecino Estados Unidos en el marco de la conmemoración del “Thanksgiving Day”,  y que resulta ser uno de los días más esperados en aquellos lares, al encontrar los mejores descuentos del año.

¿Por qué implementar en México un fin de semana de descuentos? En realidad se estaban tardando. Para nadie es un secreto que nuestro país representa (o mejor dicho, representamos) una de las sociedades más consumistas, por lo que implementar un “buen fin” era prácticamente una idea que nacería exitosa. Esta, se concibe en el marco de “Iniciativa México” aunque fue acogida por el Gobierno Federal, siendo la justificación primaria la de reactivar la economía y conservar las fuentes de trabajo que por esta época del año suelen perderse.

Como toda propuesta, iniciativa o política gubernamental, tuvo sus críticas, varias de ellas cayendo en la visceralidad y carentes de un análisis objetivo (que le vamos a hacer, así es la política en nuestro país). Comentarios como “Gracias a Calderón ahora estaremos más endeudados” o “el Gobierno se coludió con Slim y compañía para que se sigan haciendo más ricos”, fueron algunas de las barbaridades que me divirtió leer este fin de semana.

A ver, tratemos de ser objetivos. ¿El incremento en el consumo realmente reactiva la economía? Por supuesto que sí, salvo que resulte que Dornbush y Fischer hayan estado equivocados. Estos teóricos de la macroeconomía, entre otros más, afirman que el consumo es una de las variables más importantes en la ecuación del crecimiento económico, medido éste último mediante el Producto Interno Bruto (PIB), por lo que desde el punto de vista teórico, esta afirmación es cierta. Pero vamos más allá, y contrastémoslo con datos duros, para lo que utilizaré una gráfica con datos del consumo nacional versus el crecimiento del PIB en México, misma que aplico para mis clases de Macroeconomía. Las cifras se obtuvieron del Centro de Estudios de Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados.

Consumo y PIB en México

Fuente: Elaboración propia con datos del CEFP


¿Qué notamos en la gráfica? Una tendencia prácticamente homogenea entre consumo y crecimiento en México en 15 años de datos. Lo anterior válida la hipótesis macroeconómica de que el “buen fin” contribuiría a reactivar la economía.

Claro estoy que no todo es miel sobre hojuelas. Seguramente este incremento del consumo generará presiones inflacionarias, pero debido a la buena conducción que en términos de política monetaria hemos tenido en los últimos años, podría asegurar que tal vicisitud podría estar ya calcualda en el plan.

Ahora bien, pasemos al punto de mayor crítica en redes sociales sobre tal acontecimiento, el endedudamiento en el que caerían o cayeron miles de mexicanos.

 ¿El gobierno y las empresas en realidad son los culpables por poner tales ofertas? Sinceramente afirmo que no, asegurar tal cosa es similar a decir que los agaveros de Jalisco son culpables del alcoholismo en México. Los que formamos parte de la población economicamente activa tenemos que ser lo suficientemente responsables para decidir como presupuestamos nuestros ingresos, y de ahí que culpar al Gobierno por “ponernos tentaciones” es el peor argumento que he leido y escuhado.

Podría entender que se culpe al Estado por los impuestos que pagamos, por los malos servicios que recibimos, por las reformas que no se dan, pero culparlo porque decidimos comprar una pantalla LCD de 52´ a 20 meses, ¡por favor!

La realidad es que el consumidor que tenía pensado comprar con su aguinaldo ciertos electrónicos y ahora se vió en la posibilidad de adelantar tal adquisición salió ganando. Si bien Keynes demuestra que a mayor ingreso se tiene una tendencia a incrementar el consumo, y que la mercadotecnia se encarga del resto, también es verdad que la microeconomia habla de la “racionalidad del consumidor”, y ésta es una decisión personalisima, y bajo ningún argumento de terceros.

¿Salieron ganando las empresas? Claro, basta ver los centros comerciales esos días, lo cual no es ningún pecado, ya que precisamente ese era uno de los objetivos del “buen fin”.

¿Ganamos los consumidores? Por supuesto, siempre y cuando se haya logrado un consumo racional y aprovechando las reales ofertas de algunas tiendas.

¿Qué no fue igual que el Black Friday de E.U.A.? También coincido, pero creo que fue un experimento exitoso, perfectible claro está, pero susceptible de repetirse.

Lo más curioso es saber que muchos que lanzaron sus criticas contra el Gobierno y empresas por la implementación de dicha iniciativa, estaban twitteando sus declaraciones en la fila de algun Waltmart o Liverpool mientras esperaban a pagar en caja su nueva pantalla o laptop.