domingo, 28 de agosto de 2011

La guerra contra el crimen.


Es lamentable la situación en la que está inmerso nuestro país. La criminalidad trata de robarnos nuestras calles, nuestra tranquilidad. Pero algo que también resulta lamentable es que esta situación en lugar de unirnos como mexicanos nos ha separado. 

Se critica, tanto en redes sociales como por algunos periodistas y líderes de opinión, el hecho de que el Gobierno Federal haya decidido combatir al crimen organizado. Mención aparte los miembros y simpatizantes de partidos políticos, cuya costumbre es criticar al gobernante en turno (En todos los tres niveles). Sin embargo, son escasas o prácticamente nulas, las opiniones que ofrecen una alternativa real a enfrentar al crimen. De facto, se entiende que la opción alternativa hubiera sido no hacer nada o, en otras palabras, seguir haciéndonos que no pasaba nada como en otrora. (Esto por no utilizar un calificativo más soez)

Esto se llama doble moral, pondré un ejemplo. Cuando estos periodistas, twitteros y miembros de partidos políticos reclaman que un sindicato como el liderado por Elba Esther Gordillo tiene tanto poder en el país y reclaman que “no se haga algo” para quitarle el mismo. Vamos a ponernos creativos e imaginemos que el Presidente decide quitarle poder a dicho sindicato. Seguramente Elba Esther convocaría a una cuasi revolución encabezada por muchos de los maestros del país, lo que provocaría revueltas, cierre de escuelas, es decir, todo un pandemonio social. El ejército y fuerzas federales tendrían que intervenir con las consecuencias que todos prevemos.

Seguramente, los twitteros, generalmente identificados como de izquierda, empezarían a criticar al gobierno por salírsele de las manos la situación, los periodistas exhibirán la situación y culparían al gobierno de haber actuado y, por lo tanto, éste sería el principal responsable. La gente diría “el gobierno hubiera dejado las cosas como están, ahora mi niño no puede asistir a clases y la situación es insoportable” ¿por qué? Porque así somos los mexicanos.

En mi lectura, este acto de terrorismo[1], junto con la balacera afuera del estadio del Club Santos, es un claro mensaje al gobierno de que se buscará sembrar miedo en la sociedad para que esta misma presione para que se dé vuelta atrás.

Si es lamentable la situación de inseguridad del país, es igual de lamentable la actitud de los simpatizantes y miembros de partidos políticos que buscan dividendos de la situación criticando al Gobierno y utilizando adjetivos como “asesino”, e insisto, sin proponer absolutamente nada.

De las pocas propuestas serias que he leído, está la de Jorge G. Castañeda. Este académico propone la legalización de las drogas como alternativa a la guerra contra el crimen. Si bien no estoy de acuerdo con esta propuesta, creo que esa actitud propositiva es la tendría que prevalecer. En alguna otra entrada bloguera ahondaré el por qué no comparto su posición.

¿Quiénes son los culpables entonces? La respuesta obvia sería que el crimen organizado. Pero no caeré en lo simplista. Quiénes tienen la responsabilidad de que existan estos criminales, ¿Será solo el gobierno? Claro que el Estado tienen su parte de culpa, pero creo que nosotros como sociedad debemos asumir esa parte de responsabilidad. ¿Quién no ha dado una mordida alguna vez?, ¿quién no tiene una “palanca” o conocido que le puede ayudar a apresurar o evitar tal o cual trámite?, ¿quién no ha comprado algún producto pirata en alguna ocasión?, ¿qué empresa no está de acuerdo de que el mejor abogado o contador es el que le ayuda a no pagar impuestos?, ¿entonces?!!!

Pongo a debate un ejemplo. El poeta Javier Sicilia tuvo la desgracia de perder un hijo en manos de estos criminales, por lo que decidió encabezar un movimiento nacional al que denominó “Marcha por la paz”, mismo que ha recurrido gran parte de la República Mexicana y que le valió estar frente a frente al Presidente de la República en un suceso histórico en nuestro país.

Sin embargo, parece que las cámaras y la prensa le han hecho más daño que ayudarle, ya que ahora noto a un Sicilia más mediático, extravagante y que, en mi parecer, se ha perdido en el objetivo de su movimiento.

Aunado a lo anterior, per se estos movimientos son poco útiles desde el punto de vista pragmático en la lucha contra el crimen o, en su defecto, la pacificación del país. Sé que esto que no le gustará a varios, pero desde el punto de vista utilitario es la realidad. Bien lo dijo el periodista Carlos Marín en el programa “Tercer Grado”, hacer estas marchas tiene el mismo efecto para los delincuentes que una marcha pro lluvia para que cambie el clima. Duro, pero real.

Pienso humildemente, que un cambio de actitud generalizado, partiendo como sociedad misma en nuestro actuar diario ayudaría más.  Vestirse de blanco, salir a marchar, insultar al presidente en redes sociales, cualquiera lo puede hacer. Dejar de invadir carril, no pasarse un alto o dejar de dar mordida, no cualquiera.


[1] Según la Real Academia de la Lengua Española el Terrorismo se define como: 
1. m. Dominación por el terror.
2. m. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror.
3. m. Actuación criminal de bandas organizadas, que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos.
Por lo que ofrezco disculpas si a alguien le molesta que utilice este término, pero está bien dicho.

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