jueves, 5 de abril de 2012

Miguel de la Madrid. Perfil en datos duros.


Con la muerte del ex Presidente de origen colimense, Miguel de la Madrid, se dieron una serie de comentarios de como sería recordado su sexenio, pasando desde la opacidad, el sismo de 1985 y, por supuesto, la crisis económica que marcó su sexenio.

Un abogado con una maestría en Administración Pública de Harvard, De la Madrid se proyectó a través de la Secretaría de Hacienda y PEMEX a través de las filas del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), convirtiéndose en su candidato presidencial en 1982 y marcando la llegada de los llamados tecnócratas al poder.

Una vez concluido el sexenio de López Portillo, la situación económica era desesperada. Él heredó un país en crisis, siendo su antecesor irresponsable al haber dilapidado una bonanza petrolera, dejando a México en bancarrota y con inflación de tres dígitos. Déficit del 16% del PIB, gastó de más del 66% de lo presupuestado y un  desempleo abierto que en ese año alcanzó el 8% son algunas otras cifras nada llevaderas.

La medicina de Miguel de la Madrid fue a vender o cerrar muchos de las empresas estatales con números rojos, y abrir la economía al mundo exterior, ya que en 1986 México ingreso al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), el precursor de la actual Organización Mundial del Comercio, todo esto por presiones de Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional, condicionando los apoyos para solventar la crisis que atravesaba el país, lo que después de décadas de proteccionismo estatal, fue una autentica revolución.

El problema más grave al que se enfrentó de la Madrid, en términos económicos, fue el de la deuda externa, cuyo monto ya era de 91 mil 552 millones de dólares, lo que significaba el 53 % del PIB. En los dos últimos años del gobierno de López Portillo el país incrementó su deuda con el exterior en 27 mil 319 millones de dólares, equivalentes a un 42% con respecto a los 64 mil 233 millones de 1980.

Lo verdaderamente complicado de la deuda era que el 46 % estaba contratado para ser pagado en tres años o menos, y el 27 % era cobradero en 1983, por lo que de hecho era impagable, ocasionando que el gobierno mexicano se viera forzado a suspender su servicio de deuda en 1982.

La solución inmediata fue renegociar la deuda para extender los plazos y, de ser posible, bajar intereses y lograr descuentos, por lo cual el país quedó a merced de sus acreedores que no estaban dispuestos a pactar mientras el gobierno mexicano no comenzara a implantar reformas económicas estructurales, lo que llevó a la ya mencionada en supralíneas, entrada de México al GATT, suceso que muchos coincidimos como el inicio de nuestro país en la era de la globalización.
Sus primeras medidas consistieron en un combate franco a la inflación, lo cual se notó en el cambio de discurso de gobierno. Se creó el Programa Inmediato de Reordenación Económica (PIRE), mismo que buscaba combatir la inflación, la inestabilidad cambiaria y la escasez de divisas, proteger el empleo y la planta productiva.

A mitad de la presidencia de Miguel de la Madrid, el país fue golpeado por un terremoto que mató a casi 20,000 personas en los alrededores de la Ciudad de México. Ese día en 1985 fue el más dramático de una presidencia que algunos han catalogado como "gris". Esa misma opacidad hizo que la ciudadanía se diera cuenta que los cambios empiezan en la sociedad, por lo que en una muestra de organización, movilización, verdadero nacionalismo y hermandad, los mexicanos se organizaron como nunca antes lo habían hecho para conformar brigadas de rescate ante la ineptitud del gobierno. Diría Jorge G. Castañeda en su libro, “Mañana o Pasado, El Misterio de los Mexicanos”, parece que necesitamos grandes desgracias para unirnos.

En la parte política también tuvo un hándicap. El PRI, que gobernó a México prácticamente sin oposición desde hace medio siglo, se enfrentó a la competencia más audaz. El Partido Acción Nacional ganó un puñado de alcaldías importantes en el norte.

En 1988, fue artífice de la dudosa "victoria" de Carlos Salinas, su sucesor elegido ungido como presidente. Azorados funcionarios electorales culparon a los equipos de conteo, diciendo que había habido una "ruptura del sistema".

Este fue Miguel de la Madrid Hurtado.

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