domingo, 10 de junio de 2012

¿Debate en cadena nacional es igual a democracia?


En el pasado debate de los candidatos a la Presidencia de la República organizado por el Instituto Federal Electoral, la polémica previa se dio por el empalme de éste en día y horario con un partido de la liguilla del futbol mexicano, decantándose la cadena perteneciente a Ricardo Salinas Pliego por no solo dejar de transmitir el debate, sino además, reaccionando a las críticas que ello provocó con un reto vía twitter, “El lunes hablamos del rating”. Desenlace: tuvo más rating el debate que el futbol y la polémica postdebate fue el atuendo de la edecán del IFE.
Esto viene a colación por la petición que ha hecho el candidato de la izquierdo Andrés Manuel López Obrador y su movimiento, perdón, quiero decir el movimiento #YOSOY132 para que el debate sea transmitido en cadena nacional, ya que según sus argumentos, esto contribuye a la democracia porque garantizaría que todos tengan acceso al encuentro entre candidatos.
A éste respecto me surgen varias inquietudes que he decidido compartir. ¿Realmente el transmitir el debate en cadena nacional contribuye a la democracia?, ¿hasta que punto el derecho a elegir que se quiere ver en la televisión o escuchar en la radio es trastocado por solo tener la opción de ver y/o escuchar el debate?, ¿cuántos de los que ven el debate podrán cambiar su decisión ya tomada?, etc. Existen más, pero trataré de poner en el tintero estas tres para empezar.
 ¿Realmente el transmitir el debate en cadena nacional contribuye a la democracia?
Cuando Hugo Chávez en Venezuela va a dar un discurso, o cuando lo hacía y lo sigue haciendo Fidel Castro en Cuba (quien de facto continua teniendo los medios oficialistas a su disposición), éste es transmitido en cadena nacional y todos los ciudadanos TIENEN QUE VERLOS Y ESCUCHARLOS.
Estos hecho que podrían enmarcarse en algunas escenas de los libros de Suzanne Collins “(Los Juegos del Hambre”, “En Llamas”) no contribuye a la democracia, sino a contrario sensu, priva al ciudadano de ver otra cosa. Ojo, no estoy haciendo una apología al desinterés político, pero la democracia conlleva el valor de la libertad.
¿Hasta que punto el derecho a elegir que se quiere ver en la televisión o escuchar en la radio es trastocado por solo tener la opción de ver y/o escuchar el debate?
Decía que uno de los argumentos para transmitir el debate en cadena nacional es asegurar que todos tengan acceso a ver a sus candidatos confrontándose. Veamos, si un ciudadano de clase media que tiene Cable, Dish o Sky  desea ver algo diferente al debate, tiene un abanico de opciones para hacerlo sin ningún problema. Ahora, pongamos este mismo supuesto para una familia cuyos recursos no les permite tener televisión de paga, por lo que están condenados a ver el “canal de las estrellas”, y los de TVAzteca; a ellos solo les queda ver el debate, quieran o no, coartando su libertad de elegir.
¿Cuántos de los que ven el debate podrán cambiar su decisión ya tomada?,
Quizás esta sea la pregunta más compleja de responder, ya que los datos duros que se tienen son, en todo caso, inferencias y conjeturas. Sin embargo, existen mediciones de otros países que demuestran que después de un debate no cambian gran cosa las tendencias, por lo que el impacto no sería tanto.
Además, hay que aunar el efecto “Pueblo Globero” como llamó José Vasconcelos a la gente que se distrajo con unos globos que se soltaron cuando daba un discurso, ya que como mencioné en supralíneas, al ciudadano le importó más el escote de la edecán que el debate per se.
Y si como aderezo final, los candidatos se dedican a cualquier cosa menos a las propuestas en el debate, me pregunto ¿realmente es necesario que éste se transmita en cadena nacional?

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