Sin lugar a dudas, la elección del próximo 14 de abril en Venezuela será un parteaguas, no solo para ese país, sino para el destino de varios países del continente.
Por un lado tenemos a un Nicolás Maduro, representante del oficialismo y autodenominado "hijo del General Chávez"; mientras que del lado opositor tenemos a Henrique Capriles, mismo que fue derrotado por Hugo Chávez con un estrecho margen en la pasada elección.
Si bien, la oposición ha manifestado que Maduro el candidato oficialista más débil que les ha tocado enfrentar en 14 años, éste tiene a su favor la sobre explotada imagen del extinto Hugo Chávez, ya que todo el dinero gastado (no invertido) en su gobierno populista, tiene a gran parte de la población venezolana a favor de un voto por la continuidad.
¿Quién era ese Hugo Chávez al que tanto lloran los venezolanos? Me permitiré citar un extracto de la columna que escribió Pablo Hiriart en el diario "La Razón":Leer columna
"Chávez fue un golpista. Como militar que fracasó en el golpe de Estado en 1992, inició su carrera política.
Ya en el gobierno, eliminó la crítica de los medios de comunicación electrónicos y presionó con la fuerza a los impresos.
Canceló concesiones de radio y televisión a quienes no se doblegaron a sus dictados.
Con la televisión en sus manos y cadenas nacionales de media hora que interrumpían hasta las telenovelas estelares, hizo mayoría en el Congreso para cambiar la Constitución y reelegirse de por vida, hasta la muerte, como en efecto ocurrió.
Puso bajo su férula a la Suprema Corte de Justicia, al ampliar el número de ministros en cantidad suficiente para dejar en minoría a los no incondicionales. ¿A ese personaje le rinden pleitesía?" (Las negritas son mías)
Eso, sin contar la fortuna que se dice ronda los US$2.000 millones de dólares que acumuló Hugo Chávez Frías.
En el tema económico ¿cuáles son las condiciones reales en que dejó Chávez a Venezuela? Todos sabemos que su mandato a sentado sus bases en una malentendida izquierda que el llamaba "bolivarismo", que no es otra cosa que un populismo exacerbado que se reflejó en una serie de nacionalizaciones a diestra y siniestra (más bien esta última), lo que dejó más de 20 arbitrajes internacionales por montos multimillonarios. En el 2003 y tras un paro petrolero que golpeó las finanzas del país, el mandatario impuso un control de divisas que, dijo, había llegado "para quedarse". Cabe decir que a principios de este año el bolívar se devaluó en más del 50%. ¿En México nos quejamos de que el fisco sangra a PEMEX? Pues bien, cada año Petróleos de Venezuela deja de percibir aproximadamente US$11.000 millones por el subsidio a los combustibles en el mercado interno. Aunado a lo anterior, el Gobierno importa alimentos, autos y electrodomésticos que son vendidos por debajo de su precio a través de sus redes propias de distribución.
Si bien los indices de pobreza y desempleo se redujeron gracias al gran déficit fiscal que carga Venezuela, la calidad del empleo decayó y un 40 por ciento de los venezolanos trabaja en la economía informal, y ni que decir de la batalla que el país sostiene contra una inflación de dos dígitos desde hace más de 25 años, que la ha azotado tanto en épocas de crecimiento económico como en momentos de recesión. El endeudamiento tocó su punto más alto en 2011, esto con la emisión de casi US$18.000 millones, entre la petrolera y el Estado.
¿En nuestro país nos quejamos de la ola de violencia que venimos arrastrando desde hace algunos años? Pues según el Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV), la tasa de homicidios en aquel país es de 67 por cada mil habitantes en 2011, más del triple que en México. El propio Chávez declaró que Venezuela era un ejemplo de que los programas sociales “no son suficientes” para reducir la criminalidad. La tasa de homicidios en Venezuela se multiplicó por tres en los últimos 12 años, según el OVV, mientras que en países como la vecina Colombia se redujo a la mitad.
De esta manera, si llega a ganar Henrique Capriles, recibirá de legado un país en la bancarrota económica y en pleno proceso de descomposición institucional.
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